¿Qué es mejor, la terapia activa o la terapia pasiva? Si tenemos dolor de espalda, ¿mejor masaje o ejercicios? Si tenemos una fascitis plantar, ¿mejor masaje o ejercicios? Y si nos hemos roto un hueso y nos han operado, ¿mejor masaje o ejercicios?
Si yo tuviera que elegir uno, yo sé con cual me quedaría. Pero, ¿realmente tenemos que elegir?
Desde que me gradué en 1999 me he especializado en el tratamiento de lesiones del sistema músculo-esquelético; todo lo relacionado con músculos, tendones, ligamentos, huesos, articulaciones.
Durante estos 22 años (maaaaadre mía ¡cómo pasa el tiempo!), he trabajado en distintas ciudades de España y en Inglaterra también.
Gracias a la investigación y los estudios científicos, los tratamientos han ido evolucionando a lo largo de los años (de ahí la importancia de que l@s fisioterapeutas estemos continuamente formándonos).
Independientemente de esta tendencia natural a la formación, cuando llegué a Inglaterra tuve que aprender una nueva forma de tratar a mis pacientes. Allí iban un paso por delante.
En cuanto a la terapia activa…¿Es tanta la diferencia entre España e Inglaterra?
La diferencia es tremenda.
Algo que me llamó muchísimo la atención desde el principio es el trato que se nos daba a l@s fisioterapeutas como profesionales sanitarios. La gente normalmente acudía primero a la consulta del fisioterapeuta y de ahí derivábamos a otras consultas si estaba indicado.
Trabajábamos codo con codo con traumatólog@s, cirujan@s, especialistas del dolor… Pasé consulta con ell@s y también me permitieron entrar en quirófano y ver en directo las cirugías que yo luego iba a tratar. Est@s cirujan@s eran l@s primeros que exigían movimiento y trabajo muscular en la recuperación de las lesiones de sus pacientes.
Posiblemente influenciada por los mensajes médicos, la gente en Inglaterra asume que el tratamiento es activo, que se les iba a pedir que hagan ejercicios en casa o en el gimnasio y asumen su responsabilidad dentro del proceso de recuperación.
La mayoría de las sesiones se basan en ejercicios y/o movilizaciones activas. De vez en cuando se incluye alguna técnica manual – tratamiento de puntos gatillos, estiramientos pasivos… Y en el caso de que la persona pueda beneficiarse de un masaje descontracturante, se deriva a un/a masajista titulado/a.
Durante los años que trabajé en Londres, no vi ni una máquina de ultrasonidos, ni una lámpara de infrarrojos (la famosa lucecita roja), ni un láser, ni una máquina de corrientes. La falta de evidencia científica sobre el hecho de que su utilización ofrezca un beneficio sobre otras técnicas fisioterápicas, ha hecho que ninguna de estas máquinas se usen desde hace muchos años.
Volviendo a la pregunta ¿tenemos que elegir entre la terapia activa y la pasiva? No, no hace falta elegir. Pero sí debemos priorizar la terapia activa sobre la pasiva. La terapia activa es nuestro primer y segundo plato a la hora de comer. La terapia pasiva es ese postre que podemos tomar pero que no necesitamos para estar bien alimentados. Nuestro cuerpo necesita movimiento, nuestro cerebro aprende haciendo, nuestros músculos se recuperan activándose.
Yo soy una gran defensora de la terapia activa. Cuando un@ se responsabiliza de su lesión, de su dolor, de su proceso, etc., se da cuenta de que la recuperación depende, en gran medida, de un@ mism@. Y eso creo que, aunque puede asustar a algunas personas, es algo que empodera. Como paciente dejas de ser dependiente de la terapia para llegar a ser parte de esa terapia.
L@s profesionales de la salud no deberíamos generar dependencia a los tratamientos. Deberíamos enseñar a gestionar las distintas situaciones por las que tod@ paciente pasará tarde o temprano a lo largo de su vida.
Mi mensaje final sería ¨Menos dependencia y más responsabilidad¨.
Cuando te responsabilizas de tu dolor, te haces dueñ@ de tu dolor.
Si necesitas ayuda en tu proceso de recuperación, ponte en contacto con nosotras. En fisioterapia Felicidad Rodríguez queremos ayudarte.