Para mi, el último trimestre del año ha sido de auténticos locos (y locas)… Yo, que llevo 11 años yendo a trabajar casi al mismo sitio, de repente me he visto mirando mi agenda casi a diario para saber a qué hora y dónde tenía que ir ese día. La razón era buena… los talleres de suelo pélvico.
Puede que hayas intentado coger cita conmigo en la clínica, y Alex te dijera que imposible hasta dentro de semanas, la causa ha sido otra que es que he estado de “gira”. De eso da buena cuenta mi cronología de Google maps.
Gracias al Plan de Concertación del Área de Igualdad de la Diputación de Granada, he tenido la suerte de estar en 14 municipios de la provincia haciendo lo que más me gusta: hablar de suelo pélvico (y hacer mucha práctica) con mujeres de todas las edades.
¡No sabéis lo bien que me lo he pasado! Tanto que los talleres casi nunca duraban lo que pretendía, siempre nos alargamos un montón.
En Capileira, 1 hora más tarde la supuesta hora de finalización me acordé que todavía tenía un buen camino de vuelta a Granada, en Viznar, la cosa se alargó y terminamos probando unos buenos vinos en el bar del pueblo. De Nívar directamente me enamoré y terminé pidiéndole que me adoptaran para vivir allí. Y en Valderrubio, el grupo de mujeres que además tenían un grupo de crochet, me prometió que si volvía me iban a hacer un clítoris y un suelo pélvico (si alguna me está leyendo, no se me ha olvidado aún..)
Estas semanas, además de un buen puñado de kilómetros a las espaldas, me han dejado vivencias y aprendizajes increíbles.
Conclusiones tras casi 60 horas de talleres de suelo pélvico:
Todavía queda mucho camino por recorrer
Desde que empecé a divulgar y a hacer talleres de suelo pélvico hasta ahora (hay unos 10 años de diferencia) hemos avanzando bastante. Por ejemplo, ahora existen unidades especializadas en suelo pélvico en los hospitales de referencia. El “es normal”, se sigue escuchando… pero con menos frecuencia. En fin, el camino que todas las fisios de suelo pélvico (y otras profesionales) estamos recorriendo, empieza a dar sus frutos.
El suelo pélvico (y los genitales) sigue siendo desconocido
No tengo datos estadísticos exactos, pero de 200 mujeres que han estado en los talleres, menos de un 10% había mirado su vulva con un espejo y seguía pareciendole extraña e incómoda la idea de hacerlo. Afortunadamente, como días después del teórico volvía al práctico, algunas habían hecho los deberes.
Tampoco tenían muy claro cómo era, ni como funcionaba su suelo pélvico. (Espero que ahora lo tengan mas claro)
Hay zonas donde los recursos no llegan.
Esta es una de las realidades con las que más fuerte me he topado y que más me ha dolido en esta experiencia: vas a un pueblo a 80, 90 o 100km de Granada, le explicas que no tienen que conformarse teniendo problemas de suelo pélvico, que existen otras alternativas. Y te encuentras con una mujer, de unos 60 años, que no tiene coche y que ni en su pueblo, ni cerca hay fisioterapia de suelo pélvico ni un recurso que se le parezca.
Me queda la esperanza de que con las nuevas tecnologías y salvando la brecha digital, vamos a poder llegar cada vez más a estas zonas tan aisladas.
Los tentáculos del machismo siguen fuertes
He podido estar con mujeres de todas las edades, más mayores, más jóvenes, de otros países… y ahí está, como una sombra, la educación machista y patriarcal. Hemos hablado mucho sobre el placer propio, el autocuidado, el reivindicar una atención de calidad, y siguen saliendo comentarios de los que me hacen hervir la sangre: ¿para qué quiero yo explorarme o tocarme o masturbarme si ya tengo a mi marido?, “la vulva es fea”, “Masturbarse es de guarras” o “¿cuándo vamos a terminar el taller que tengo que ir a ponerle la cena a mi marido?” son algunas de las perlas que me he encontrado.
Los círculos de mujeres son maravillosos.
Para contrarrestar esa influencia educacional, he alucinado con la magia que hay alrededor de un círculo de mujeres. Es increíble ver la complicidad y la confianza que se genera cuando das las herramientas y el espacio adecuado. Hemos reído, hemos llorado y hemos disfrutado lo más grande.
De verdad, si me tengo que quedar con algo, es con esto último. Desde aquí, quiero dar las gracias, tanto a Diputación como a cada una de las mujeres que ha asistido a alguno de los talleres de suelo pélvico, porque me habéis hecho crecer como profesional y como persona.
Y aquí no acaba la cosa, si no pasa nada, ¡en 2023 visitaré otros cuantos pueblos de la provincia!
Si tienes una asociación, un grupo de mujeres o lo que sea y te apetece que hagamos un taller, llámame y te cuento todo todito.