El otro día me topé con un hilo bastante curioso en Twitter, en el que se discutía un artículo de 2017 donde estudiaban la influencia de la edad en la lesión del Ligamento Cruzado Anterior (LCA) con un tratamiento conservador ¿y qué descubrieron? Allá que voy.
“Hola, soy el LCA ¿me conoces?”
Lo primero, te voy a presentar al protagonista de esta entrada de blog, el LCA no es un ligamento, es EL LIGAMENTO. La estructura más importante (y la más frecuentemente lesionada) de la rodilla.
Se origina en la parte anterior e interior de la tibia para ir hacia atrás, arriba y afuera hasta llegar al fémur. Su función es clara, estabiliza la rodilla y frena el movimiento de la tibia además de limitar algunos movimientos que podrían ser lesivos si se hacen en exceso.
¿Y cómo se lesiona?
Al practicar deportes y realizar actividades físicas en las que tengamos que reducir la velocidad y cambiar de dirección de forma brusca, al saltar y caer de mala manera, al girar bruscamente la rodilla con el pie apoyado, al recibir un golpe directo en la parte lateral de la rodilla o frenar de manera repentina.
El estudio
El estudio comienza con un alto número de pacientes jóvenes, 102 para ser exactos, que deciden no operarse de su lesión de Ligamento Cruzado Anterior. Para que os ponga en situación dejadme que os dé unos datos:
- Esta lesión ocurre en 1 de cada 3000 personas al año siendo más frecuente en mujeres que en hombres (entre 3 y 6 veces más, ¡flipa!).
- Aproximadamente el 20% de las operaciones de rodilla tienen como objetivo reparar el LCA.
- Este ligamento rara vez cicatriza por sí solo, haciendo que su recuperación tenga un pronóstico bastante desalentador.
Los integrantes del estudio, que rondaban entre 13 y 70 años, fueron evaluados mediante resonancia magnética en dos momentos, a los 4-6 días después de la lesión y posteriormente a los 6 meses.
Los/as fisioterapeutas del estudio diseñaron un plan rehabilitador que consistía en movilizaciones de la articulación, ejercicios de fortalecimiento y de carga temprana (apoyar el pie en los primeros días). Además de ayudarse de una férula para evitar la desviación y proteger las fibras lesionadas del ligamento durante el proceso. Pasados 3 meses, a los/as pacientes se les retiró la férula, a los 5 se les permitió correr y al año pudieron regresar a la práctica deportiva.
Los resultados mandan:
De los 102 pacientes que componen el estudio, 80 tuvieron la capacidad de curarse sin tener que pasar por el quirófano, sólo con la rehabilitación.
¿Y por qué sorprende tanto este dato? Pues bien, porque durante mucho tiempo los estudios demostraron que el LCA tiene un índice muy bajo de formación de coágulos de sangre en las primeras fases de reparación y que en los extremos que se forman al romperse aparece tejido sinovial que impide la posterior unión de ambos; dos factores asociados con una peor recuperación. Ahora bien, de los famosos 102, 7 mostraron una recuperación completa, sí sí, has leído bien, COMPLETA.
¿Y cómo es posible este resultado?
La clave, como siempre intentamos inculcarte desde el equipo FR, es la actividad y en este caso no podía ser de otra manera pues se demostró que la movilización temprana de la rodilla provoca una respuesta en el LCA lesionado, favoreciendo que el mecanismo de reparación y las propiedades viscoelásticas del tejido se activen, incitando la continuidad de las fibras para poder resistir estos estímulos de estrés
¿Te ha gustado? ¿Quieres que te traiga más datos locos y curiosidades? ¡Comenta que te leo!
Pd: para que veas que no te cuento mentiras aquí te dejo el artículo del estudio:
Ihara H, Kawano T. Influence of Age on Healing Capacity of Acute Tears of the Anterior Cruciate Ligament Based on Magnetic Resonance Imaging Assessment. J Comput Assist Tomogr. 2017 Mar/Apr;41(2):206-211. doi: 10.1097/RCT.0000000000000515. PMID: 28045756; PMCID: PMC5359784.