Tener problemas de suelo pélvico es complejo, pero tener problemas de suelo pélvico y vivir en un pueblo es más complejo aún.
El próximo jueves dia 15 de Octubre es el Día de la Mujer Rural. Aprovechando esta fecha y cuando el Covid nos dejaba hacer cosas, solía recorrerme Granada de la mano del Instituto Andaluz de la Mujer, para hablar de suelo pélvico en los pueblos de la provincia.
Es un proyecto que me ilusiona por dos motivos: porque soy de pueblo y por eso se de su realidad y porque divulgar es mi pasión.
El año pasado llegamos a casi 200 mujeres con esos talleres, y el anterior a 160. Y mi conclusión es clara: existe una falta de recursos para el tratamiento de suelo pélvico en el medio rural.
Y ya que este año no voy a poder acercar información y recursos a estas mujeres, me gustaría utilizar este espacio para visibilizar esta realidad.
No voy a entrar en la normalización de la patología femenina y la falta de conciencia por parte de la población y de algunos profesionales sanitarios y el famoso “eso es normal”. Esto da para otra entrada entera
Superada esa barrera, con la que por cierto, todavía tenemos que luchar, nos encontramos la siguiente: la mujer es consciente que tiene un problema, de que su problema tiene tratamiento y no tiene que resignarse a vivir así, pero los recursos están lejos.
En el ámbito público, las unidades de suelo pélvico se encuentran (cuando están) en los hospitales de ciudades grandes, en nuestro caso en Granada. Y en el privado ocurre más o menos lo mismo.
Yo soy de Castilléjar, hay 150km entre la unidad de suelo pélvico del PTS y cualquier mujer de mi pueblo que tenga un problema de suelo pélvico. Y si decide buscar una clínica privada, la más cercana la encontraría en Baza a 34km.
¿Te imaginas lo que supondría ir 2 veces en semana para asistir, por ejemplo, a un grupo de hipopresivos? Imposible.
Esa falta de recursos no deja de ser una fuente de desigualdad. Y no ocurre solo con problemas de suelo pélvico, también con otros problemas de salud.
Si algo bueno nos ha traído esta situación han sido las clases online. Ahora mismo, con un ordenador y acceso a internet, cualquier mujer puede hacer hipopresivos o pilates online esté donde esté.
Lo mismo ocurre con otros ejercicios posturales como el método 5P o programas individuales de ejercicio terapeútico.
Estamos viviendo una auténtica revolución que está acercando recursos a esas mujeres que, pese a tener los mismos problemas de suelo pélvico que una mujer que viva en la ciudad, no podían acceder a tratamientos de calidad.
Todavía nos quedan muchos pasos que dar y mucho que trabajar.
En lo que a mi respecta voy a hacer todo lo posible por seguir ofreciendo información y recursos para que estas mujeres no tengan que resignarse a llevar absorbentes, tener dolor en relaciones sexuales o vivir con un prolapso, simplemente por haber nacido en un pueblo.