Aprovechando que es el Día mundial de la Fisioterapia, voy a contaros mi propia historia de amor con la fisioterapia. Esta historia comienza en Granada.
Pero no comienza con una post adolescente emocionada a las puertas de una facultad, lo hace con una niña de unos 11 años en la UCI del Hospital Materno Infantil.
Afortunadamente para mi y mi familia, la niña ingresada en la UCI no era yo. Era la hija de una muy buena amiga de mi madre. Su amiga de la carrera. Una casualidad fatal, hizo que con 18 meses, sufriera un daño cerebral severo que la tuvo una gran temporada en aquella UCI.
Durante esos meses, pasé en esa sala de espera unos cuantos fines de semana y alguno de los días festivos. En ese tiempo, tuve la oportunidad de ver a muchos profesionales trabajar, pero solo una llamó mi atención: la fisioterapeuta. Y decidí que yo de mayor, quería ser fisio.
Esa decisión marcó toda mi trayectoria académica, porque hacer fisioterapia en Granada, exigía un expediente brillante. Tener una meta me hizo afrontar los (numerosos) baches del camino con ilusión y finalmente, el 2 de Octubre de 2006 fue mi primer día de clase como futura fisioterapeuta.
Disfruté la carrera como creía que no se podía disfrutar, hubo asignaturas que literalmente, me enamoraron y conforme iban pasando los días, me di cuenta de que había tomado la decisión correcta.
Tres años después, en junio de 2009 solicité un título que acreditaba que había cumplido mi sueño: ser fisioterapeuta.
Durante la carrera conocí al que después fue mi socio, y en Noviembre de 2011 abrí las puertas de mi primera clínica. Ygea.
Empezar con un negocio de Fisioterapia en Granada no fue fácil, el mercado estaba demasiado saturado. Por aquel entonces, el único barrio que no tenía ninguna clínica de fisioterapia era el barrio de la Plaza de Toros. En plena recesión económica, casi sin experiencia y con poco dinero en el bolsillo, decidimos probar suerte.
La experiencia no fue nada mal. Durante este tiempo confirmé que:
- La fisioterapia era (y es) mi vocación
- Granada era mi ciudad
- Me gusta más el sector privado que el público
- La fisioterapia de suelo pélvico me encantaba
- y que… las medias ni para las mujeres.
Después de casi 4 años de negocio en común, rompí la relación con el que era mi socio y me lancé al mundo de la fisioterapia en solitario. Ygea cerró sus puertas y Felicidad Rodríguez las abrió en enero de 2016, no si antes casi perder la salud por unas obras que duraron más que las del Escorial.
Fue a partir de esa fecha cuando verdaderamente sentí que despegaba Los 4 años de experiencia anterior me respaldaron y me permitieron no cometer los mismos errores que la primera vez.
Además del trabajo en la clínica, he podido salir fuera y contarle al mundo lo que hago, de la mano del Instituto Andaluz de la Mujer, de Desgranando Ciencia o de otras organizaciones que se han interesado por mi manera de divulgar. Y me lo he pasado en grande.
Casi sin darme cuenta, llevo ya 9 años de experiencia con la fisioterapia en Granada y ¡los que me quedan!
En este camino me he cruzado con gente maravillosa y otra menos maravillosa, pero tod@s me han hecho crecer, aprender y madurar de algún modo. Así que doy gracias al destino por ponerlos ahí.
Y sobre todo, estoy agradecida con todas/os las/os pacientes y con mi equipo… porque sin ellos, escribir esta historia no habría sido posible.
1 comentario en “Fisioterapia en Granada: mi historia”
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