“Cobertura de sesiones de fisioterapia contratando tu seguro de salud con tal compañía” “Descubre los beneficios de contratar tu seguro de salud con la nueva oferta de fisioterapia para tus dolencias musculares y rehabilitación” “¿Eres deportista y necesitas con frecuencia sesiones de fisioterapia? Los seguros médicos de XXX incluyen en su cobertura la fisioterapia”
Seguro que te has encontrado muchos de estos mensajes publicitarios por internet o caminando por la calle. Pero ¿sabes por qué muchos de nosotr@s no aceptamos trabajar con compañías aseguradoras?
Antes de nada (y para que no nos lluevan palos), nos gustaría dejar claro que no queremos criticar ni menospreciar a nuestr@s compañer@s que han decidido, por sus razones, trabajar con estas empresas, en la entrada de hoy sólo queremos darte nuestra opinión y justificación de por qué no queremos estar con ellas.
Nosotros lo vemos como un problema a 3 bandas:
- Primero, la compañía aseguradora en cuestión ofrece coberturas muy “jugosas” a los clientes con un amplio abanico de servicios. A pesar de que ellos ofrecen un gran número de clientes a las clínicas, pagan lo menos posible por paciente derivado, así consiguen sacar el mayor beneficio a un bajo coste; un negocio redondo.
- Segundo, el/la fisioterapeuta: acepta los servicios que ofrecen las empresas por una ridícula cantidad de dinero por paciente (suele rondar los 3-6 euros por paciente). En ciertas ocasiones, se puede caer en la tentación de contratar una compañías de seguros, por ejemplo, si acabas de abrir una consulta y no te llegan pacientes, te empiezas a poner nervioso y necesitas una afluencia continua de usuarios. Pero claro, ¿a qué precio? Si también necesitas pagar las facturas, el alquiler y tener un sueldo, recibiendo 3 euros por paciente resulta casi imposible, de ahí que se tienda a aumentar el número de usuarios: a mayor número más beneficio.
Se podría considerar esta tesitura como el “punto de no retorno” en el que decides sacrificar la “calidad” del tratamiento por la cantidad.
En otras situaciones, como por ejemplo cuando el centro ha adquirido cierta fama y una batería de usuarios fieles, la clínica puede optar por diferenciarse del resto, de esa fisioterapia “en cadena” que se practica con los seguros, evitando privar la calidad de sus servicios.
Seguro que has escuchado a algún amig@, familiar o conocid@ decir: “pues hoy he ido al fisio y me han puesto la lámpara de calor, las corrientes y luego me han dado un masajito pero sigo igual”. El paciente está, de media, una hora en la consulta donde un 70% del tiempo está con las “máquinas” y el 30% restante (con mucha suerte) está con el fisioterapeuta.
Se suele seguir el tratamiento de 10 o 15 sesiones propuesto por un médico rehabilitador que, en muchas ocasiones, está obsoleto. Profesional que sólo ve una vez al paciente, normalmente al principio, no pudiendo hacer un correcto seguimiento de la evolución de la lesión.
Las lesiones van evolucionando y las indicaciones del tratamiento deben evolucionar a la par, debería ser el/la fisioterapeuta el encargado/a de adaptar este tratamiento, pero según el protocolo de las aseguradoras, el médico rehabilitador es el que pauta ese tratamiento y debe seguirse hasta el final, pese a que el/la fisioterapeuta es un profesional formado y preparado para realizar un diagnóstico fisioterápico.
- Tercero, el paciente: por desconocimiento o por conformismo acepta estas condiciones para tratar sus problemas de salud. Personas que igual nunca han necesitado ir al fisioterapeuta y que en un momento dado, cuando una dolencia aparece, aprovechan “ese seguro que se hicieron hace tiempo” para tratarla, encontrándose con una fisioterapia que no llega, que no gusta, y llevándose una visión de la fisioterapia que no es la real.
Los fisioterapeutas no sólo dan masajes y ponen máquinas, los/as fisioterapeutas somos mucho más, utilizamos los 5 sentidos (y si hubiese alguno más seguro que también) para hacer que el paciente pueda volver a estar en perfectas condiciones recuperando plenamente sus capacidades.
Con todo esto, queremos arrojar luz sobre “la otra fisioterapia” que se practica en las mutuas o en los centros que trabajan con seguros para decirte que no es lo mismo trabajar en serio que trabajar en serie.
Por estos motivos, nosotros/as no nos sentimos cómodos trabajando bajo directrices ya impuestas o a contrarreloj para poder tratar al mayor número de pacientes por hora. Creemos en un tratamiento más personalizado y adaptado al grado de evolución de la dolencia que estamos tratando.
Ahora te toca a ti ¿has tenido que tratarte con tu aseguradora o mutua? ¿cómo ha sido la experiencia? Te leemos.