Son de sobra conocidos los beneficios de bailar, pero se magnifican cuando conseguimos que un grupo de personas desconocidas bailen juntas por zoom, mientras están confinadas.
Allá por el mes de abril, después de semanas intentando adaptarnos a la nueva rutina que nos impuso el Covid, comenzamos a sentir esa morriña de nuestra vida antes de la pandemia. Levantarnos temprano, vestir nuestro uniforme… y sobre todo, ver a nuestros pacientes. Esos que no nos dejaron solos/as, sino que dieron un paso adelante y se acercaron a nosotros/as usando las nuevas tecnologías.
Una noche de esas en las que dormir resultaba dificil, sonó una musiquilla en la radio “volverte a ver, es todo lo que quiero hacer, volverte a ver…” ¿la conoces?
Es una canción de Juanes que habla de las ganas de volver a ver a otra persona que es importante para él. En esos momentos, cada palabra, cada frase tenían significado enorme.
A la mañana siguiente el Equipo FR se puso manos a la obra para preparar un bonito vídeo donde, aprovechando la letra de Juanes, gritamos que deseábamos volver y agradeceros todo vuestro apoyo. Si no lo has visto, puedes verlo aquí.
Nuestra sorpresa vino después, cuando tras publicar el vídeo se nos hizo una propuesta “¿por qué no hacéis una sesión de baile?” Como siempre, vuestros deseos son órdenes, y no pienses que le dimos muchas vueltas:
- 1 minuto nos llevó contestar “¡Pues claro que sí!”
- 2 minutos en hacer un anuncio para que todos se apuntarán.
- 3 minutos para tener la verbena montada para el viernes noche.
Como buenos anfitriones nos preparamos una sesión de música como los DJs, donde las risas y la participación eran las protagonistas. Lo mejor de todo es que además de vernos las caras, íbamos a aprovechar todos los beneficios que tiene bailar:
- Más producción de los neurotransmisores como la dopamina, serotonina y noradrenalina, que mejoró nuestro estado de ánimo
- Aumento de nuestra habilidad de adaptación y concentración a las tareas que después realizamos
- Mayor capacidad de reacción, lo que evitó que no se nos cayera ninguna bebida al suelo, aunque nos movimos mucho.
Además del sentimiento de unión y bienestar de compartir un buen rato con amigos/as, que tanta falta nos hacía.
Una vez más el deseo y las ganas de volver a veros, hizo que no hubiera obstáculos sino soluciones. Aceptar las circunstancias nos dio la libertad para vivir algo que necesitábamos, ese abrazo no físico, pero muy real y vivo.
Ahora que las puertas están abiertas y la situación lo permite, podemos volver a vernos siempre que queráis, con la mano en el corazón y una amplia sonrisa en los ojos.
Muchas gracias por aquella noche y gracias por seguir ahí.