Hoy vamos a hablar de algo que a todos nos ha pasado alguna vez en la vida, quedarnos a medias. Y hablo de quedarnos a medias en el sentido más literal que puedas imaginarte. Quiero que vayas mentalmente a ese momento y revivas la situación ¿te pareció agradable? ¿tuvo consecuencias “físicas” (aunque fuera a corto plazo)? ¿te condicionó para encuentros posteriores?
Apuesto lo que quieras a que no te gustaría repetirlo. Pues lo mismo le pasa a tu cuerpo cuando dejas un tratamiento a la mitad.
¿Has sufrido alguna vez un esguince de tobillo?
Si has contestado “si”, siento decirte que no eres muy especial ya que se trata de una de las lesiones más comunes que ocurren en el aparato locomotor.
Cada vez más gente, cuando sufre un esguince y se descarta una fractura si ha habido una caída, acude a la consulta para tratarse porque sabéis que la inmovilización eterna no es la mejor solución. Afortunadamente, nuestra divulgación está teniendo resultados. ¡Por fin! Lo de la inmovilización prolongada da para un post entero, así que nos queda pendiente.
Cuando comenzamos el tratamiento con el dolor mejora, la inflamación mejora, el movimiento mejora. ¿Significa eso que hemos terminado el tratamiento? Si has contestado “sí”, lo siento, acabas de dejar a tu tobillo a medias, así espero tu llamada para arreglar este desaguisado y terminar el tratamiento antes de que vuestro tobillo vuelva a sufrir un esguince.
¿Por qué quedarse a medias nunca trae nada bueno?
Tu cerebro está recibiendo constantemente información sobre el estado y el movimiento de tu cuerpo. Tal y como hablábamos en la entrada anterior, hay unos receptores en la capsula articular, los ligamentos y los tendones que mandan al cerebro información de posición, movimiento y tensión. Cuando alguna de estas estructuras se estira demasiado, se informa al cerebro para que active, de manera refleja, los músculos que hacen el movimiento contrario al que está produciendo el estiramiento. Eso se produce en microsegundos
Tras un esguince de tobillo esta información que llega al cerebro se ve alterada, porque estos receptores pueden haberse dañado con la elongación y/o ruptura del ligamento o de la capsula articular. Digamos que, debido a esta falta de información, el cerebro ha perdido capacidad de entender qué sucede ahí abajo.
Para activar de nuevo la comunicación necesitamos regenerar los receptores y ponerlos en contacto con el cerebro. Esto lo conseguiremos añadiendo al tratamiento tratamiento ejercicios de equilibrio, coordinación… que irán de menos a más dificultad.
Si nos quedamos a medias porque pensamos que al no doler nuestro tobillo está bien, probablemente cuando retomemos una actividad un poco más exigente, o simplemente cuando suframos un traspié, el cerebro tardará más en reaccionar, los músculos no se activarán a tiempo y podremos sufrir otro esguince.
Cada vez hay más evidencia científica de que las recidivas en el esguince de tobillo pueden estar ocasionadas, entre otros factores, por la falta de control propioceptivo que se produce tras la lesión.
Por eso recuerdalo, ¡igual que a ti no te gusta quedarte a medias, a tu tobillo tampoco!
Acude a tu fisio y completa cada fase de la recuperación hasta que tu tobillo esté al 100%.