“El mérito recae exclusivamente en el hombre que se halla en la arena, aquel cuyo rostro está manchado de polvo, sudor y sangre, el que lucha con valentía, el que se equivoca y falla el golpe una y otra vez, porque no hay esfuerzo sin error y sin limitaciones.”
Theodore Roosevelt
Jamás imaginé que esta frase cobrara tanto sentido en mi vida como sucedió el pasado 15 de marzo. Granada, domingo por la mañana. El silencio más ensordecedor que nunca había vivido desde casa. La vida había tirado de freno de mano y nos estampó contra una realidad incierta. Todo estaba cambiando y no sabíamos por cuánto tiempo. ¿Cuándo volvería a dar mis clases de pilates?
Se ha determinado que la vulnerabilidad es, en esencia, incertidumbre, riesgo y exposición emocional. Nada podría expresar mejor como me sentía. Pero lo mejor de esto es que de ella nace también la innovación, la creatividad y el cambio. De repente algo me “empujó a la arena” a dar un paso al frente y asumir el desafío.
Recuerdo perfectamente como cogí mi móvil y escribí “Feli, no podemos pararnos, tenemos que seguir, tenemos que conectar con nuestros pacientes y alumnos de pilates”. Doy gracias al destino de que me cruzara con otra persona de arena y no de grada, de lucha y valor. En cuestión de horas supimos que el pilates en Granada no se iba a detener. Tendría un nuevo formato, un nuevo medio de conexión, pero un mismo objetivo: Mantenernos unidos.
Iniciamos una nueva forma de trabajar, en la distancia pero más cercanos que nunca. Requirió de un gran esfuerzo por parte de todos, salvar algunas limitaciones y buscar soluciones a los problemas, la App Zoom, empezó a ser parte de nuestro vocabulario. Pero allí estábamos de nuevo, listos para hacer pilates, en Granada o en cualquier parte del mundo. La cita de los martes y los jueves fue esa dosis de calma y felicidad que se volvió adictiva. Sentir la unidad del grupo y vivir la conexión a través de un método que nos ha dado salud física y mental en el momento que más lo necesitábamos.
Desde aquí quiero dar las gracias a todos los alumn@s que como nosotras dieron un paso adelante y supieron adaptarse a la situación. Gracias por el esfuerzo, la dedicación y el esmero con el que habéis recibido cada una de las clases. El triunfo ha sido posible gracias a que todos hemos luchado juntos.
Pronto volveremos a vernos para poder disfrutar del pilates en Granada, en la clínica o en casa, pero unidos y sin dejar de disfrutar de lo que más nos gusta.
Muchas gracias, ¡nos vemos pronto!