La fragilidad es un síndrome caracterizado por una disminución de la reserva biológica y función de múltiples sistemas que ocurre durante el envejecimiento o tras una enfermedad, por el descenso de actividad física.
Esto coloca a las personas en mayor riesgo de consecuencias relacionadas con la salud, como discapacidad, hospitalización y mortalidad. El 21% de los adultos mayores de 65 años presentan signos de fragilidad en España.
Con los años los adultos mayores van reduciendo su nivel de actividad y aumentando el tiempo sedentario. Les cuesta cada vez más realizar tareas que comprendan un esfuerzo físico y se sienten más cansados, más frágiles.
Las personas frágiles muestran síntomas como pérdida de peso, debilidad, cansancio, lentitud en la marcha e inactividad física. Ante estos síntomas es importante determinar el estado físico, mental y nutricional. En función de los resultados podremos clasificar el grado de fragilidad del adulto mayor.
Pero hay buenas noticias, la fragilidad puede ser reversible y prevenida a través del tratamiento multidisciplinar: médico de atención primaria, nutricionista, psicólogo…
La fisioterapia tiene un papel importante en este proceso de recuperación ya que la actividad física es un tratamiento específico y eficaz para la fragilidad. Los fisioterapeutas podemos ayudar a estos pacientes estableciendo un programa de ejercicios personalizados que comprendan su nivel y sus objetivos, usando como herramienta la actividad física.
Desde casa también podemos empezar a promover el cambio si les dedicamos algo de tiempo a estas personas. Os preguntaréis qué podemos hacer. Tenemos que tener en cuenta en las personas frágiles tres factores fundamentales:
- El nivel de actividad física. Con 20 minutos cada día de una actividad física de moderada a intensa obtendríamos grandes beneficios para la salud. Las personas frágiles no cumplen este objetivo, sino que además tiende a realizar actividades físicas de un nivel muy bajo de intensidad que es menos exitosa para prevenir o revertir la fragilidad. Una manera sencilla de determinar el nivel de actividad de nuestros mayores, es anotar el número de minutos de actividad física y cuántos días a la semana lo realiza. Para ello son de gran ayuda las pulseras de actividad
“¿Cuántos minutos de actividad física? ¿Cuántos días a la semana?”
- El sedentarismo en los adultos mayores es más del 50% del tiempo que pasan despiertos y aumenta al 70% en las personas frágiles. La duración de los episodios de sedentarismo es un factor determinante en el grado de fragilidad.
- Las razones por las que no alcanzan los niveles de actividad física y su disposición para mejorar marcan el inicio de la recuperación y los objetivos que nos tenemos que establecer. Personas mayores que tienen miedo, entorno social no favorable, la negación a la actividad… presentan más dificultades para combatir la fragilidad.
En función de los factores descritos ten en cuenta las siguientes ideas qué pueden iniciar el cambio:
1º Educar sobre los beneficios del ejercicio ayudarán a comprender la importancia de volverse más activos en la medida de lo posible y motivarán a la persona a realizar cambios en su rutina diaria
2º Promover la actividad física sin abrumar. Puedes ayudarle a establecer pequeños objetivos reales de actividad física que puedan realizar con seguridad dentro de su entorno.
3º Reducir el número de episodios de sedentarismo y/o disminuir la duración de ellos es otro modo de comenzar a cambiar.
Una forma muy simple de motivar y lograr cambios es sumar minutos o pasos. En este sentido las nuevas tecnologías nos pueden ayudar a ver la progresión y, sin darnos cuenta, sentir los beneficios de esa actividad. En el mercado podemos encontrar las ya famosas pulseras de actividad, los cuentapasos o el pedalier
No hay que rendirse, como J.H. Pilates dijo “Roma no fue construida en una hora. Por lo que paciencia y persistencia son cualidades imprescindibles en el logro de cualquier esfuerzo que merezca la pena”.
J.H Pilates
2 comentarios en “Actividad Física y Fragilidad en Ancianos”
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