Seguro que más de una vez has escuchado a algún conocido pronosticar un cambio de tiempo tras quejarse de un dolor articular, pero ¿qué hay de cierto en el “poder” de nuestras articulaciones para predecir el tiempo? ¿Acaso tenemos a un Roberto Brasero en nuestras rodillas?
Este fenómeno, padecido por al menos el 30% de la población, recibe el nombre de meteorosensibilidad y es el síndrome según el cual las condiciones climáticas y estacionales nos afectan a nivel psicológico y físico. De este modo, las personas que lo padecen pueden sufrir patologías tan diversas como depresión, dolor de cabeza o articular asociadas a los cambios de tiempo.
A pesar de que los estudios que se han llevado a cabo para establecer una relación entre el clima y el dolor óseo o articular no han generado resultados significativos, en ellos si que se observa una tendencia que parece indicar que las personas que sufren un dolor crónico son más sensibles a los cambios meteorológicos locales de la zona en la que viven.
Si bien hoy en día no hay una clara evidencia científica, existen algunas teorías que podrían explicar por qué la bajada de las temperaturas o el cambio de la presión atmosférica viene acompañada por un aumento del dolor articular.
El frío, por ejemplo, disminuye el caudal de sangre que circula por los vasos sanguíneos y provoca la contracción muscular. Este mecanismo, en teoría defensivo para evitar la pérdida corporal de temperatura, genera una situación de estrés que aumenta la rigidez de las articulaciones y promueve la aparición de dolor.
Las altas temperaturas y la humedad también pueden afectar a los pacientes reumáticos, aumentando la producción de líquido sinovial y fomentando la aparición de derrames o inflamaciones.
De igual manera, las variaciones en la presión atmosférica pueden jugar un papel importante en el aumento del dolor afectando a las terminaciones nerviosas que tapizan nuestras articulaciones como ocurre en nuestros oídos cuando viajamos en avión.
También se ha descrito la relación existente entre la disminución de la presión atmosférica y el aumento de la presión articular en pacientes con artrosis o artritis.
Así mismo, estos cambios atmosféricos pueden alterar la viscosidad del líquido sinovial que lubrica nuestras articulaciones y nutre al cartílago, a más viscosidad mayor fricción a la hora de realizar el movimiento, lo cual ocasiona un aumento del dolor y, por consiguiente, una mayor rigidez articular.
Si sufres dolores articulares y te consideras sensible a los cambios meteorológicos te aconsejamos algunas medidas preventivas que puedes poner en práctica, aunque la previsión del tiempo no acierte, y que te vendrán bien para reducir los dolores:
Medidas preventivas dolor articular:
- Realiza estiramientos suaves de la articulación afectada, no tienes que forzar el movimiento sino mantener la movilidad de la articulación y el tono de la musculatura.
- Aplica calor seco (manta eléctrica o saco de semillas) sobre la zona dolorida.
- Mantente bien hidratado, pues la falta de hidratación potencia la sensación de dolor.
- Acude a tu fisioterapeuta de confianza (guiño, guiño) en el caso de que tus síntomas vayan a peor.
Espero que te haya parecido interesante y como siempre si tienes algún comentario que quieras compartir con nosotros, estaríamos encantados de leerte.