Hoy quiero exponer un caso real de dolor de hombro muy cercano, tan cercano que el caso soy yo misma.
Hace unos días y tras una sesión de ejercicio en la que se comprometía bastante el hombro, me levanté con un dolor en la cara anterior del hombro derecho que me impedía casi todos los movimientos, pero sobre todo subir el brazo por encima de los 90º para alcanzar un plato del platero, peinarme.. y dormir sobre ese lado era toda una odisea.
Por el tipo de dolor que tenía, estaba segura que tenía una tendinitis en el bíceps. Siendo sincera, si una persona llega a la clínica y me cuenta esta sintomatología, hubiera apostado al 95% que tenía una tendinitis… ¡Y hubiera fallado!
Ese día fue un día fuerte en la clínica y no tuve demasiado tiempo para mirarlo, así que el dolor y la impotencia funcional fueron a más.
-¡Ya decía yo que había tardado mucho en lesionarme haciendo Crossfit, no vuelvo a pisar el box!- llegué a pensar.
Si el día no fue del todo bien, no quiero recordar la noche que pasé, pues a cada movimiento me despertaba por el dolor, así que a la mañana siguiente me levanté decidida a ponerle solución.
La perspectiva de mi propio dolor y su posible causa empezó a cambiar cuando al abrocharme el sujetador (que implica un movimiento de rotación interna de hombro), el dolor en la cara anterior del hombro aumentó considerablemente.
Lo primero que hice al llegar a la clínica fue hacerme una ecografía, y cuál fue mi sorpresa, que el tendón de mi bíceps y el resto del hombro estaban perfectamente.
– Entonces, ¿por qué me duele tanto el hombro?– Pensé
Mi mente empezó a sospechar ya esa misma mañana que quizás la causa de lo que me pasaba no estaba en el mismo sitio donde tenía el dolor, sino que su causante estaba un poco más lejos y lo que tenía era un DOLOR REFERIDO. Y el músculo INFRAESPINOSO se convirtió en el principal sospechoso.
El INFRAESPINOSO es un músculo situado en la parte posterior del hombro, que se encarga junto a otros, de la rotación externa del hombro y de la estabilización de la articulación.
Volviendo al día antes de que empezara el dolor, el ejercicio que había estado haciendo implicaba repetir una posición de hombro un poco “rara” llamada “Posición de Rack”. En esta posición se hace flexión de hombro a 90º, con flexión casi completa de codo, de modo que la barra reposa sobre la cara anterior del hombro y las clavículas.
Esa posición, aparte de exigir buena flexibilidad, conlleva una separación de las escápulas y aducción del hombro. La repetición de este movimiento hizo que el infraespinoso se sobrecargara y aparecieran los famosos puntos gatillo.
¿Qué caracteriza a un punto gatillo? Que irradia dolor hacia zonas situadas a distancia y que este dolor aumenta con la presión sobre el punto, la contracción o el estiramiento del músculo afectado. Ahora todo tiene sentido:
1. El patrón de dolor referido del musculo infraespinoso es:
2. En la flexión de hombro por encima de la cabeza, el manguito de los rotadores, entre los que está el infraespinoso, si activa para dar ESTABILIDAD al hombro. Por eso me dolía cuando intentaba alcanzar un plato del platero o colgar el abrigo en la percha.
3. Cuando hacía un movimiento de ROTACIÓN INTERNA, como abrocharme el sujetador, el músculo infraespinoso se estiraba, despertando de nuevo mi dolor.
El tratamiento fue tan sencillo como realizar punción seca en los puntos gatillo del infraespinoso y hacer un par de ejercicios de manguito de rotadores.
Y así fue como el dolor referido llego a parecerme una tendinitis, y como el razonamiento clínico me salvó de hacer un tratamiento incorrecto y alargar la lesión y me permitió volver a hacer deporte a los pocos días.