Manejo del dolor de Parto. Pros y contras de la Epidural.
En esta entrada, voy a dejar salir a relucir mi parte antropóloga, que en algún lado se debió quedar. Para hablar de dolor es necesario abrir la mente y salir del paradigma biomédico en el que el cuerpo es el principal protagonista, dejando de lado el entorno social y emocional que lo envuelve.
Actualmente existe un binomio PARTO-EPIDURAL casi inseparable. Vivimos en una sociedad en la que se nos ha enseñado a huir del dolor (tanto físico como emocional). El hecho de no enfrentarnos a el, nos ha llevado a tenerle MIEDO, porque culturalmente se nos ha enseñado a evitarlo.
Pero, ¿qué es realmente el dolor? La ciencia aun está lejos de descubrirlo, y es por ello, que no existen instrumentos de medida objetivos para evaluar el dolor. Esto se debe en gran medida a que la interpretación de la sensación dolorosa es individual y depende, entre otras cosas, del contexto emocional y social de la persona que lo siente.
Centrándonos en el dolor del parto, podemos decir que “biológicamente” el parto duele. No vamos a andarnos con paños calientes, a diferencia del embarazo que es un largo periodo y esto favorece que nos adaptemos gradualmente a los cambios, el parto se caracteriza por cambios abruptos e intensos en un período corto de tiempo y eso se nota.
Duele, principalmente, porque cuando las paredes uterinas se contraen, se “exprimen” y se quedan sin sangre, esto provoca una anoxia (falta de oxígeno) y ello a su vez provoca dolor.
Además, durante el parto se produce un estiramiento de muchos tejidos y ligamentos. Llevándolo al extremo, podemos decir que un parto es un “esguince de pelvis”, ya que ayudadas de una hormona, llamada relaxina, nos volvemos muy laxas para que nuestro cuerpo se adapte a la salida del bebé. Este proceso no es fácil, y por eso el cuerpo “se queja”.
Antes de que llegue el momento, es interesante saber que en este proceso, no son tan importantes los mensajes de dolor que te manda tu cuerpo, como la manera en la que nosotras los interpretamos. Debemos pararnos a pensar que el dolor de parto es uno de los dolores más “fisiológicos” que vamos a tener, es decir, no nos está pasando nada grave por lo que las señales que nuestro cuerpo nos manda no han de ser interpretadas como signo de gravedad, sino como parte del proceso.
Existen determinados elementos que hacen que el dolor de parto sea mayor, y es importante conocerlos para saber manejarlos:
- Miedo a lo que me va a pasar.
- Miedo a cuánto más me va a doler.
- Desinformación en cuanto al procedimiento en el hospital.
- Disponibilidad de la anestesia.
- Sensación de soledad.
- Demasiada intervención por parte del personal sanitario.
Como podemos ver, uno de los factores que aumenta la percepción dolorosa, es el MIEDO, y frente a este, el arma mas poderosa que tenemos es la INFORMACIÓN. Por eso te recomiendo que hables con tu matrona, vayas al centro donde tengas programado tu parto, que rellenes tranquilamente tu plan de parto, que hagas una buena preparación y sobre todo… QUE PREGUNTES, pregunta hasta que no tengas ni una sola duda.
Una vez contextualizado el dolor, de manera mas o menos superficial, vamos a hablar de su manejo. Antes de empezar a hablar de estrategias para el manejo del dolor, quiero aclarar que desde aquí pretendo dar una visión de los pros y contras de la anestesia epidural y de las posibles alternativas a esta. Obviamente esta es mi opinión y está sesgada, (porque es mía), no pretendo que se tome esta opinión como un dogma de fe. No eres mejor madre por no ponerte la epidural, ni serás considerada débil por elegir usarla. Es una herramienta que está ahí para ser usada, y si decides utilizarla esa será la mejor elección. Todas las decisiones que tomes serán las correctas, no pienses que podrías haberlo hecho mejor porque lo hiciste de la mejor manera: la tuya.
Ahora vamos a entrar en materia, hablemos de la epidural, de sus ventajas y de sus inconvenientes:
Como considero que las ventajas están bien claras, voy a desarrollar los inconvenientes:
La epidural disminuye el Reflejo de Ferguson, un reflejo necesario para la producción de oxitocina endógena (la propia de nuestro cuerpo). Si este reflejo está disminuido, la cantidad de oxitocina en nuestro cuerpo será menor y por lo tanto el parto corre el riesgo de “pararse”, por lo que se deberá suministrar oxitocina artificial. El conocido “gotero”.
Todo lo demás viene de la mano, hay menos cantidad de oxitocina y la sensibilidad de esta parte del cuerpo está disminuida, por lo que las “ganas de empujar”, que no son más que otro reflejo, se pierden y tendremos que sustituirlas por el “pujo voluntario”, que es menos efectivo y más fatigante.
Como se relaja el tono del suelo pélvico, será más difícil que se produzca la rotación necesaria para que la cabeza del bebé sea expulsada (el tono de la musculatura del periné actúa como un tobogán que “atornilla” al bebé). De esto hablaremos en otra entrada, que dedicaremos completamente a la preparación de la musculatura perineal.
Estos dos factores sumados entre sí, harán que el expulsivo sea más largo, que aumente el riesgo de parto instrumentado y de cesárea. Además de todo esto, cuando se pone la anestesia epidural, se hace más difícil cambiar de postura, lo que agravará lo dicho anteriormente. Afortunadamente existe la llamada Walking Epidural, la cual permite a la parturienta cambiar de posición y deambular.
Espero que esta información os sirva para tomar decisiones conscientes de lo que elegís, no quiero desde aquí demonizar la epidural, solo pretendo que se tomen decisiones basadas en información.
Hasta aquí mi entrada de hoy, y como se ha quedado más larga de lo que pretendía en un principio, dejo para mañana las alternativas a la epidural, desde el punto de vista de la fisioterapia.
¿tienes dudas? No olvides que puedes escribirme o comentar!
2 comentarios en “¿Embarazada? Pregúntale a la Fisio. Parte IV”
Me gusta mucho tu trabajo. Informas correctamente y con sencillez. Gracias por tu trabajo, por tu dedicación, por tu simpatía y empatía, gracias por tu honradez. Y por favor, continúa el blog.
María de los Ángeles
Gracias por tus palabras, nada de lo que hago merecería la pena, sino fuera por vosotras(os)